Yo no quiero ser turista, yo soy viajera.

“Irse es muy bueno pero volver es una chimb*”, escribí en una historia que subí en instagram el 6 de enero de 2023, con una foto desde mi balcón cuando regresamos después de nuestras vacaciones en carro por Italia.

10 meses después de haber llegado a Francia, ya sentía que este era mi hogar, con la misma sensación que tenía al acostarme sobre mi almohada en Colombia después de haber viajado a algún lugar.

El viaje por Italia fue soñado, recorrimos gran parte de este hermoso país en casi 20 días, pasando la primera navidad fuera de mi tierra y lejos de mis papás, pero con la felicidad que siempre me ha producido recorrer el mundo y más, al lado de mi nueva familia.

Días posteriores al viaje, me empecé a sentir mal. Mis ánimos eran muy bajitos, sonreía poco y me sentía muy desconectada de todo; no sabía si era que ya la emoción del paseo se había disuelto y ahora, de nuevo en la realidad ·que honestamente y sin “chicanear” es muy linda, agradable y acogedora· estaba asentando las bases de una vida cotidiana, en un territorio que medianamente ya conocía.

Es decir, en esos 10 meses había vivido intensamente, conocido lugares hermosos al rededor de donde vivo, visitado parques, provincias, playas, montañas y restaurantes ricos, pero hasta ahora mirando MI NUEVA VIDA quizás con ojos de turista, que finalmente luego de terminar su trayecto, empieza a normalizar lo que antes le causaba tanta expectativa.

Pero yo no quiero ser turista, yo quiero ser viajera, porque yo no quiero viajar solo con un objetivo; yo disfruto de la aventura, de cambiar de planes o incluso, salir sin ellos; de dejarme sorprender por cada maravilla que encuentro en mi camino y sentir con profundidad cada emoción que me genere todo lugar que visite. No quiero perder el asombro, quiero sentir que vivo de vacaciones y que sigo construyendo la vida que siempre soñé.

Fue quizás al sentirme extraviada y a su vez apagada, que empecé a vivir mi proceso de desarraigo, una palabra que le dio nombre a mis sentimientos y que con profundo cariño, llegó en una conversación muy íntima con mi mejor amiga Caro Llano, que emigró hace 12 años hacia Argentina. Una palabra que seguramente había escuchado pero jamás había comprendido y que hasta ahora ·aparentemente con “acción retardada"· empezaba a interiorizar. 

Este viaje apenas está empezando, acomoden sus sillas y desabróchense los cinturones  ✈️, ¡nos vemos el próximo viernes!